Res Ipsa Loquitur
El año pasado dejamos de recibir en el fisco $21 mil millones debido a exenciones contributivas.

Asentamiento es un lugar ocupado por otro que desplaza a sus habitantes. Usted vive en su comunidad y lo desplazan para que se retire a otro lugar.
Se hace de una forma violenta y militar, o puede ser creando condiciones económicas de desplazamiento de los habitantes. Eso ha ocurrido de ambas maneras. El primero es más violento. El otro es disimulado. El fin es el mismo: un extranjero ocupando el espacio de un nativo.
Recientemente, el periódico The New York Times publicó un artículo titulado: “Nos están creando desigualdad; la fiebre de las bienes raíces en Puerto Rico”. El primer párrafo cuenta la historia de Samuel Sánchez Tirado, quien “cuando estaba cortando el césped del frente de su casa, fingió ser un jardinero para que lo dejaran en paz. Sabía lo que los visitantes indeseados buscaban y estaba cansado de tener la misma conversación una y otra vez.”
Ante esa realidad, como bufones que se burlan de los marginados, un exgobernador PPD, Alejandro García Padilla, y su amigo en un programa de radio, Carmelo Ríos, portavoz alterno del PNP en el Senado, se mofaron de esa realidad. Dijeron que no se puede excluir a los extranjeros. Esa aseveración que cuanto menos es ignorante, insensible e infantil.
Si la llegada de extranjeros inversionistas fuera para aportar a nuestra economía en igualdad de condiciones y no desplazar comunidades existentes; si fuera para vincularse con nuestro entorno con capital que permanece aquí para el beneficio de todos; si fuera para estimular la producción local; si fuera para adoptar nuestra cultura, sería positivo. Ese no es el caso. Vienen como piratas al abordaje.
Las leyes de paraíso fiscal, sin igualdad de condiciones para los de aquí -aprobadas por los partidos de esos portavoces-, dan un trato contributivo especial a los que vienen del extranjero. Tú que me lees, que eres empleado y te fajas trabajando o que tienes una pequeña, mediana o gran empresa puertorriqueña no tienes esos beneficios.
El año pasado dejamos de recibir en el fisco $21 mil millones debido a exenciones contributivas. Las empresas extranjeras sacaron $36 mil millones en ganancias. Pagaron, en promedio, un 2% en contribuciones. ¿Cuánto pagas tú?
Si eres una empresa boricua pagas más de 30% en contribuciones. Si eres individuo, pagas más del 25% en contribuciones sobre ingresos. Si compras el alimento para llevar a tu hogar, pagas 11.5% en IVU. Mientras tú pagas, ellos se ríen.
¿Eso es justo? ¿Por qué defienden los portavoces burlones de esos partidos un sistema desigual? Porque esos partidos reciben contribuciones a cambio de esos beneficios.
Correctamente, el periodista Benjamín Torres Gotay escribió que ante los retos que enfrentamos como país: “Late en la pobreza permanente, en la emigración masiva de siempre, en la indefensión ante la desigualdad, en la manera en que el destino de nuestra propia tierra se nos va de las manos sin que podamos hacer nada para impedirlo”.
Ahí se nos va la economía, con un Plan de Ajuste de la Deuda que nos hace daño. Ahí se nos van playas y recursos naturales. Ahí se nos van los trabajos y la educación. Ahí se nos va la salud y la fuerza laboral. Sobre todo, ahí se nos va lo que somos como sociedad.
Mientras los portavoces populares y penepés se burlan, los que pensamos en el país exigimos justicia. Cuando escuches las risotadas de quienes perpetúan tu necesidad para la bonanza y privilegios de unos pocos y ellos, ya sabes que es un caso de “res ipsa loquitur”. No hay que mostrar evidencia, la cosa habla por sí misma.